Carnet turístico y Urbanistica ya los tenéis en este blog. Son trabajos de una pegadiza mezcla jazz-rock-lounge muy bien definida: el primero más pop groovy y el segundo más soulero. Este disco , en cambio, es tan variado que parece una recopilación de diferentes autores. La cara A es muy moderna, posmoderna incluso (no me hagas mucho caso), y la B todo lo contrario. Los primeros temas tienen un aire a la librería británica de KPM, pero no, se trata del pequeño sello italiano Deneb y todo son composiciones del mismo señor, Gerardo Iacoucci. No tengo constancia de que este álbum de los años setenta (no se sabe la fecha exacta de su publicación) haya sido reeditado, y es algo que se debería subsanar porque es una rareza que vale mucho la pena. Abarca lo mejor de Iacoucci y es una gran muestra de su versatilidad compositiva. Especialmente la cara A es una gozada. Querría poder enlazaros algún tema, pero en Youtube apenas hay nada de Iacoucci...
Este disco se abre con un arrebatador tema guitarrero, una pedazo de sintonía llamada “Twining” que pareciera estar hecha hoy en día para una serie buena; siempre que la escucho me la tengo que poner varias veces seguidas. “Margin” es un tema de sintetizador con una guitarra eléctrica tocada con los dedos (¿verdad?) y sigue con el killer funk de “Charade”. Va esparciendo también composiciones de electrónica vintage cósmico-psicodélica y minimalista, en donde la que más golpea es “Consonance” con ese sonido tenso, aunque “Crossing” y “Contemporary” no se quedan atrás en modernidad. “Tipcat” es un tema de órgano distorsionado de otro mundo estremecedoramente nostálgico (piel de gallina, lo digo en serio) y “Nevermore” es una especie de jazz-funk (le pongo estas etiquetas porque no se me ocurren otras mejores para definirlo), sincopado y básico, frío como el hielo, con una atmósfera que no te lo puedes creer... Estamos ante unas grabaciones de los años setenta geniales.
La cara B es otro mundo, literalmente. Es mucho más clásica, con “Campagnola”,
bucólico tema orquestal de cuento de hadas en dos versiones diferentes (no se
oyen pajarillos cantando, pero uno se lo imagina). Después vienen tres solos de Iacoucci al piano clásico que, a
decir verdad, me resultan un poco tediosos. Pero luego tenemos una alucinante composición
muy dinámica, “Rice Paper”, que sabe a exótica de papel de arroz, con el instrumento
llamado Kalima, y otra puro calypso con el mismo instrumento. Acaba con un inesperado
–y un poco extraño- coro vocal, nada menos.
En sus trabajos de librería Iacoucci es realmente imprevisible. Eso se puede
comprobar también en su triología L’avventura.
Próximamente.
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