jueves, 5 de noviembre de 2009

Libros, Comics y Censura: THE SEDUCTION OF THE INNOCENT

La mayoría de los aficionados a los tebeos, especialmente a los yankees, ya conocerán la historia. A los demás debo decirles que lo de los tebeos es algo tangencial, porque aquí de lo que se habla es de otra cosa.
La industria del Comic, debido a la publicación de este libro, quedó muy tocada. Y para cubrirse las espaldas la Asociación de editores de comic-books decidió crear el Comics Code Authority, una autocensura compuesta por diversas reglas morales a las que los creadores tendrían que someterse a lo largo de las décadas, y que se reflejaba en un pequeño sello impreso en las portadas de los comic-books que garantizaba que la publicación tenía el visto bueno de los censores y podía ser distribuída (1). Algunas de esas prohibiciones eran: la aparición de fantasmas, vampiros, zombis y demás muertos vivientes en las historias; las palabras "horror", "terror" o "crimen" en las portadas; el tratamiento favorable a los criminales o desfaborable a la policía; la obscenidad, que en esos tiempos simplemente sería una chica ligera de ropa; el abuso del argot callejero(!)...

Las historietas, en esa época ya ingenuas y sencillas de por sí -aunque muchas de ellas encantadoras y de gran imaginación-, alcanzarían con esa medida un castrante lastre que llevaría al Comic a unas cotas de ñoñería y mediocridad nunca vistas. DC, la mayor editorial del momento (2), tuvo que cancelar innumerables series, quedando aguantando el tipo tan sólo tres: Superman, Batman y Wonder Woman; eso sí, pasadas por el tamiz de de la infantilización más absoluta. Pero la editorial que más pagó el pato, como decíamos, fué la EC.Las publicaciones de EC eran de humor (el comic-book Mad), ciencia ficción, bélicas, crímenes sórdidos o terror escabroso (la verdad es que algunas de sus portadas e historias son muy impactantes incluso hoy en día). Sus dibujantes eran de lo mejor y los guiones eran lo más ácido y transgresor que podías leer en un tebeo para la época, no limitándose al happy end sino a todo lo contrario en no pocas ocasiones. No sólo había sangre y violencia, sino que eran críticos y trataban temas tabú como la drogadicción o el racismo, y sus relatos bélicos eran realmente alegatos contra el horror de la guerra (como todas las buenas obras bélicas, vaya). Se adelantaron a su tiempo. Fueron los verdaderos precursores del comix underground. Fueron una anomalía, un grano en el culo del Sistema, la principal cabeza de turco del paranoico Wertham y su libro. Debian morir, y eso es lo que pasó. Evidentemente, los comics de terror y crímenes no pasaron la prueba de fuego y, aunque EC intentó ablandar sus premisas, en 1955 terminó cerrando todas sus series a excepción de la muy conocida Mad, revista satírica que aún hoy en día existe (aunque en blanco y negro y formato magazine; vendria a ser una especie de El Jueves a la americana). Se desvaneció así la posibilidad de una madurez en la industria del Comic americano y, si me apuran, la sociedad dió un paso atrás -otro más- en el camino hacia la libertad de expresión.

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The Seduction... no era más que un libelo, un pastiche sensacionalista imbuído en un halo de ciencia. Un truño, vamos. Y digo esto sin haberlo leído, claro, pero las referencias y los hechos bastan para hacerse una idea y posicionarse. Si no me equivoco, no está editado en castellano -dudo que lo esté algún día-, pero aún así debo decir que me encantaría leerlo. Es un artefacto pop, un libro tan freak como el que más, y sería toda una experiencia conocer a fondo tan delirante tesis. Una experiencia agridulce, eso sí; como leerse el Mein Kampf de Hitler: para echarse unas risas si no fuera por -o a pesar de- las nefastas consecuencias que conllevó dicha obra. Aquello de "reír por no llorar"
Veis de qué iba este artículo? No trataba de los comics, sino de la censura. Y de la autocensura, algo aún más patético.

(1):
Más adelante, en los años 70 comenzaros a aparecer historietas "relevantes" tanto en Marvel como en DC. Es ésta, en la serie Green Lantern/Green Harrow, se tocaron los temas del racismo o la drogadicción; al igual que en Marvel, en tres episodios de Amazing Spiderman, donde un importante personaje de la serie cae en una depresión alucinatoria causada por el LSD: a pesar de haber sido éste un tema propuesto por el Ministerio de Sanidad, los estatutos del Comics Code no lo aprobaron y esos episodios salieron a la venta sin el sello de aprobación en su portada. Quedó patente que cada vez más el Comics Code era algo obsoleto y poco a poco se fueron flexibilizando las cosas, pero de todos modos hasta hace muy poco aún se podía ver este sello en los tebeos "para todos los públicos".
(2): Estamos hablando de los años 50, Marvel no apareció como tal hasta el 62. A partir de los 70 el liderazgo estuvo siempre entre Marvel y DC.

Nota final: Gran parte del material de EC Comics ha sido publicado actualmente por Planeta en la colección Grandes del Cómic.

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Situémonos en la norteamérica de los años 50 que, tras la II Guerra Mundial, tenía el liderazgo del occidente libre. Si antes los malos fueros los nazis, ahora lo eran los rojos. La carrera espacial -y armamentística- soviético-americana estaba en su apogeo y todo el mundo parecía ver platillos volantes (las películas de invasiones alienígenas podían ser una soterrada metáfora del miedo al comunismo). Las nuevas tecnologías y, especialmente, la televisión, deslumbraban a los ciudadanos. Precisamente desde las pantallas del televisor un joven Elvis daba a conocer el rock´n´roll a la chiquillada mayoritariamernte blanca y, de paso, escandalizaba a sus padres. La música popular ya no volvería a ser la misma. Y no sólo eso: el invento mismo de la caja tonta revolucionó el mundo del espectáculo y pareció poner en peligro a los otros medios de entretenimiento masivo como la radio, el cine y, sí, los comics. Y lo cierto es que tal perjuicio se notó en ese momento, pero hubo algo que les hizo mucho más daño.
Un tipejo, el senador Joseph McCarthy, llevó lo de la guerra fría a sus más reaccionarias consecuencias, organizando una auténtica caza de brujas en Hollywood para así separar el grano de la paja, los "buenos americanos" de los "rojos infiltrados". Fué una vergonzosa etapa en la Historia del cine conocida por todo quisque; pero tal vez no sepas, querido/a lector/a, que eso también repercutió muy gravemente en el mundo de la historieta. No desde un punto de vista político -¿o sí?- pero algo parecido. Algo tiene que ver.
Al poco tiempo otro indeseable senador llamado Estes Kefauver parece que vió una buena ocasión para medrar y, contando con el apoyo de diversos grupos conservadores, organizó él también un Comité Especial del Senado, siguiendo los pasos de McCarthy, en esta ocasión dedicado a investigar sobre la incidencia y relación de los comics con la delincuencia juvenil. El respaldo "científico" lo obtuvo del libro The Seduction of the Innocent (La Seducción del Inocente) del psiquiatra Fredrick Wertham, "curiosamente" editado en 1954 y coincidiendo con las audiencias de Kefauver. En ese libro se acusaba a los comics -especialmente los de la editorial EC- de ejercer una pésima influencia en la juventud y de ser la principal causa de la violencia en las calles, e incluso de incitar a los inocentes a ejercer conductas desviadas, todo ello profusamente ilustrado con viñetas extraídas de algunos tebeos. (En las fotos podéis ver, según Wertham, violencia y sadomasoquismo, sexo subliminal y técnicas para robar).
Wonder Woman era una lesbiana sadomaso (recordad que con su látigo atrapaba a los hombres y les obligaba a decir la verdad), Batman y Robin eran homosexuales (1) (y Batman, por tanto, corruptor de menores) y Superman fascista (qué irónico).
Dado el panorama dejado por el McCarthismo, ni que decir tiene que la opinión pública se tragó el caramelo. Al igual que ocurrió en Hollywood, fueron llamados a audiencia editores y autores, destacando la presencia de Bill Gaines, editor de EC Comics e hijo de Ed Gaines, prácticamente fundador de la industria del comic. Le mostraron a éste la portada de una de sus publicaciones (ver foto) y le preguntaron si creía que era de buen gusto, a lo que inteligentemente respondió "sí, es de buen gusto para un comic de terror; de mal gusto sería que se viera el cuello de la víctima chorreando sangre".
Y aunque finalmente no se sentenció al comic de generar criminales entre sus lectores, la industria quedó muy tocada.

(1): Aunque no venga mucho al caso, me gustaría decir que todas estas chorraditas con respecto a la homosexualidad en las historietas de superhéroes han sido expuestas en España por gente como el ya desaparecido Terenci Moix o el inefable Boris Izaguirre, mostrándolo como algo novedoso (pues no), aunque, claro, desde un punto de vista muy diferente y afín a su causa.

1 comentario:

Valentín VN dijo...

Esto que nos cuentas fue uno de los momentos más tristes de la historia de los cómics.

Y lo peor fue la auto-censura. Porque un buen códico ético no hubiera estado mal, pero las cosas se hicieron para atacar a la EC, la companía más exitosa de todas. Y fue hecho por otras editoriales.


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