
Ceeled (Hungría). 1908-Beverly Hills (California), 1980
George Pal nació en una familia de teatro húngara. Después de asistir a la facultad de arquitectura y trabajar como escenógrafo en los estudios Hunnia Films de Bucarest, promueve, junto a otros autores como John Halas, el nacimiento del cine de animación húngaro.
En los años treinta, trabajando en la animación publicitaria y experimental, se le ocurre la idea de animar muñecos ante la imposibilidad de realizar películas de animación tradicionales. Trabaja para la poderosa UFA alemana pero, al no ver horizontes, emigra a Holanda donde funda la Dollywood Studios y realiza publicidad para la empresa Philips; y después a Gran Bretaña, donde con John Halas sienta las bases para un renacimiento del cine de animación británico. Finalmente los dos artistas se trasladan a EEUU, lugar que ya no abandonarán nunca.

Puppetoons fue una serie de muñecos articulados -aunque también incluía dibujos animados- cuyo principal protagonista era Jasper, un niño negro que reunía todos los estereotipos de vodevil que se solían asociar a este tipo de personajes, hoy en día políticamente incorrectos. La serie tuvo éxito (1940-1949), con episodios como Jasper and the Hauted House (1942), John Henry and the Inky-Poo (1946), Tubby the Tuba (1947) o Rhapsody in Wood (1948). Incluso gozó de su adaptación al cómic, como podeis ver, presentados nada menos que por el Capitán Marvel/Shazam.

A partir de 1945 George Pal da un giro importante a su carrera y se centra más en los efectos especiales, incluso produciendo y dirigiendo largometrajes esencialmente del genero fantástico y la ciencia ficción, convirtiéndose en verdaderas películas de culto: Destination Moon (Con destino a la Luna, Irving Pichel, 1950), con una secuencia de Woody Woodpecker (el Pájaro Loco) instruyendo a los profanos en los vuelos a la luna -curiosa película semidocumental que, a pesar de todo, resulta un poco aburrida-; When Worlds Collide (Cuando los mundos chocan, Rudolph Maté, 1951), su primer Oscar a los efectos especiales; War of the Worlds (La guerra de los mundos, Byron Haskin, 1953, la primera, la buena); The Time Machine (El tiempo en sus manos, dirigida por el mismo Pal, qué recuerdos me trae esta maravilla); Atlantis, the Lost Continent (Atlántida, el continente perdido, también de

(Michael Anderson, un año después de Doc Savage, dirigiría otra cult movie: La fuga de Logan.)

Le fueron bien las cosas a George Pal. Se lo merecía, desde luego. Huyó del frío para acabar sus días en la soleada California y nos dejó su maestría en el arte del stop motion, y los efectos especiales y buena dirección de sus estupendas películas con sabor a cine de sobremesa-sesión de tarde.
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